Imagina a Arquímedes en su bañera, descubriendo el principio de flotación y gritando “¡Eureka!”. Ahora piensa: ¿cuántas ideas revolucionarias habrán quedado atrapadas en la procrastinación?…
Imagina a Arquímedes en su bañera, descubriendo el principio de flotación y gritando “¡Eureka!”. Ahora piensa: ¿cuántas ideas revolucionarias habrán quedado atrapadas en la procrastinación?…